Asocia siempre la utilidad el dinamismo, la fantasía y el arte en la realización de escaparates, aunque sometiendo estos factores de manera que llamen la atención y creen el interés.
Procura dar al escaparate una nota original y emotiva, evitando la imitación y la monotonía. Da a cada artículo su espacio vital y al conjunto un centro o punto focal, de máximo interés.
No olvides que los elementos decorativos del escaparate habrán de realzar y no perjudicar la buena visión del objeto expuesto; evita todo elemento innecesario.
En cuanto sea posible y permita el gusto y el sentido de eficiencia, aprovecha el escaparate en todas sus dimensiones. Presenta los artículos en su valor más cercano al uso.
La luz es el mejor vendedor nocturno: no la economices. Proyéctala sobre los artículos que expongas y no sobre los ojos del posible comprador.
Procura que el escaparate te agrade a ti mismo, pero, sobre todo, que satisfaga al público para que así consiga su fin.
Cuando la decoración y el artículo lo permitan, haz uso con prudencia de los carteles indicadores de cualidades y precios de la mercancía expuesta.
Cambia frecuentemente el escaparate: el transeúnte no se detendrá dos veces mientras aquél tenga la misma decoración. No lo cambies en sábado ni lunes, sino a mediados de semana.
Debes procurar trabajar con la mayor libertad posible, demostrando tu profesionalidad y consiguiendo así la confianza de tus clientes.
Trata de comprobar las cifras del efecto de cada exposición, la influencia en los resultados de cualidades y características del artículo expuesto, su oportunidad de venta y la decoración escogida en cada caso.